Dos rebanadas de pan que encierran casi cualquier combinación imaginable: desde el clásico jamón y queso hasta composiciones gourmet con roast beef, rúcula, queso azul y mostaza antigua. Pero más allá de su versatilidad, hay una pregunta que muchos se han hecho alguna vez: ¿por qué se llama sándwich? Y, sobre todo, ¿quién lo inventó realmente?
Este post es un viaje al siglo XVIII, al corazón de Inglaterra, donde un noble, una partida de cartas y el hambre dieron lugar a uno de los inventos más democráticos y globales de la historia gastronómica. Además, te propongo 5 ideas de maridaje con diferentes tipos de sándwiches para que no solo conozcas su historia, sino también cómo disfrutarlos como se merecen.
El nacimiento del sándwich: John Montagu, IV Conde de Sandwich
Todo se remonta al año 1762. John Montagu, cuarto conde de Sandwich (1718-1792), era un aristócrata inglés con una reputación mixta: por un lado, un político ocupado; por otro, un jugador empedernido de cartas. Según la leyenda más difundida, durante una intensa partida de naipes, Montagu no quería interrumpir su juego para cenar. Así que pidió a su criado que le trajese algo de carne entre dos trozos de pan, de forma que pudiera comer con una sola mano y sin ensuciarse los dedos (ni las cartas).
El resultado fue tan práctico y sabroso que comenzó a repetirlo con frecuencia, y quienes lo veían pedir "lo mismo que Sandwich" terminaron por acuñar el nombre para esta combinación culinaria. El primer uso escrito de la palabra "sandwich" se atribuye al historiador Edward Gibbon en 1762, cuando describió en su diario una comida a base de carne entre pan servida en un club social de Londres.
Un invento práctico que conquistó el mundo
Lo interesante del sándwich es que su concepto es tan simple como universal. El gesto de colocar comida entre pan probablemente exista desde que existe el pan mismo. Pastores, campesinos, mercaderes... todos, en diversas culturas, han recurrido a esta fórmula para crear comidas portátiles, limpias y saciantes.
Pero fue el conde de Sandwich quien le dio un nombre, una "marca", y con ello una identidad que se propagó rápidamente por todo Reino Unido y más tarde, gracias a la expansión del Imperio Británico, al resto del mundo.
A medida que el concepto se globalizaba, también se transformaba. En Francia nació el croque monsieur (con bechamel y queso fundido), en Cuba el sándwich cubano (jamón, cerdo asado, pepinillos y mostaza), en Estados Unidos el club sandwich y el Reuben, en España el mixto o "bikini", y así sucesivamente.
El sándwich como revolución gastronómica silenciosa
Hoy, el sándwich no es solo una comida es también creatividad culinaria. Desde bocadillos gourmet servidos en restaurantes con estrella Michelin hasta emparedados escolares envueltos en papel aluminio. La razón de su éxito es doble: por un lado, su portabilidad; por otro, su adaptabilidad. El sándwich acepta todo tipo de rellenos: carnes, pescados, vegetales, quesos, salsas... y funciona frío o caliente, dulce o salado, simple o complejo. Además, es económico y accesible. ¡Un invento genial!
Maridajes para 5 tipos de sándwiches
No todos los sándwiches son iguales. Cada uno tiene su carácter, y merece un acompañamiento que lo complemente. Aquí tienes cinco sugerencias de maridaje para convertir una comida informal en un momento digno de aplauso:
1. Sándwich de roast beef con mostaza antigua y rúcula
Pan: tipo rústico o de centeno.
Bebida sugerida: vino tinto joven o una cerveza IPA.
Por qué: el roast beef necesita estructura, y la mostaza aporta acidez y picor. Un vino con taninos suaves o una IPA aromática armonizan de maravilla.
2. Croque Monsieur (jamón cocido, queso, bechamel y gratinado)
Pan: de molde blanco, preferiblemente de buena miga.
Bebida sugerida: vino blanco seco (Chardonnay) o cava brut.
Por qué: el lácteo del queso y la salsa bechamel combinan bien con vinos frescos y burbujeantes que limpian el paladar.
3. Sándwich vegetal (aguacate, tomate, lechuga, hummus, pepino)
Pan: integral o de cereales.
Bebida sugerida: kombucha o vino blanco tipo Verdejo.
Por qué: la frescura de las verduras y la cremosidad del aguacate piden algo liviano y herbáceo.
4. Sándwich cubano (jamón, cerdo asado, queso, pepinillos, mostaza)
Pan: chapata o pan cubano tradicional.
Bebida sugerida: cerveza lager o vino tinto a base de Garnacha.
Por qué: los sabores intensos y contrastados del pepinillo y la mostaza necesitan una bebida refrescante que suavice y complemente.
5. Sándwich de pollo al curry con manzana verde y pasas
Pan: pan de pita o pan de leche.
Bebida sugerida: Riesling semi seco o un zumo de mango natural.
Por qué: los sabores especiados y dulces encuentran armonía en vinos blancos con un toque de azúcar residual o frutas tropicales.
El sándwich como identidad cultural
En muchos países, el sándwich no es solo una comida, sino parte de la cultura cotidiana. En Estados Unidos, se asocia con el lunch escolar o el picnic. En Reino Unido, es parte esencial del afternoon tea. En Argentina, los sándwiches de miga son infaltables en reuniones familiares. En Japón, los sando (especialmente el de huevo o el de cerdo empanado) se han convertido en iconos pop de la gastronomía callejera.
Cada país adapta el sándwich a sus ingredientes, costumbres y horarios. Lo importante es que su estructura flexible permite infinitas versiones sin perder la esencia: algo rico entre dos panes.
El sándwich nació de una necesidad práctica, pero creó una revolución gastronómica. Hoy, millones de personas en todo el mundo disfrutan versiones distintas de esta genialidad del conde de Sandwich, que nunca imaginó que su pedido de carne entre pan se convertiría en uno de los platos más universales de la historia.
La próxima vez que te comas un sándwich, recuerda que estás participando de una historia de siglos, de un invento que ha cruzado fronteras, clases sociales y culturas.
