Fue una jornada donde el carácter de la Ribera del Duero se sirvió en copa grande, y el prestigio de una de las familias más influyentes del vino en España se celebró con cada sorbo.
La cita reunió a sumilleres, distribuidores, profesionales del sector y prensa especializada, todos convocados para descubrir y degustar tres vinos que hablan de identidad, historia y excelencia. La cata se desarrolló en formato libre, con una atmósfera cercana y relajada, en los elegantes salones del Ritz y su terraza, perfecta para disfrutar del vino con vistas y brisa otoñal.
Acompañando la experiencia, una selección gourmet de altura: salmón ahumado, mojama de atún y un exquisito jamón ibérico de bellota, maridaron a la perfección con los vinos.
Tres vinos, tres formas de entender el origen
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Tinto Pesquera Albillo Mayor 2023
El Tinto Pesquera Albillo Mayor 2023 abrió la jornada con una propuesta fresca, compleja y absolutamente inesperada. Elaborado con Albillo Mayor de viñas viejas situadas a 900 metros de altitud, en suelos calizos junto al Duero, este vino se revela como una reivindicación de las variedades históricas olvidadas.
De color amarillo pálido con reflejos dorados, su nariz muestra notas de heno cortado, cítricos, manzana verde y un sutil toque de flor blanca y especias. La crianza sobre lías en barrica nueva de roble francés durante 7 meses añade textura cremosa y profundidad.
En boca es envolvente pero fresco, con una acidez marcada que lo equilibra. Tiene nervio, pero también finura. Perfecto con platos como arroces marineros, pescado azul, quesos curados o incluso carnes blancas.
Tinto Pesquera Millenium Gran Reserva 2019
Cuando se habla de Gran Reserva en la Ribera, pocos vinos generan tanta expectativa como el Millenium. Esta edición 2019 no decepciona: elegancia, estructura y profundidad en una sola copa. Elaborado con 100% Tempranillo de la parcela Viña Alta —más de 800 metros de altitud—, y criado durante 26 meses en barrica de roble francés, este vino es pura alquimia enológica.
En nariz se impone con potencia y complejidad: fruta negra madura, especias dulces, tabaco, cacao, cuero fino. En boca es redondo, con taninos perfectamente integrados, acidez equilibrada y un final persistente, con ecos balsámicos que invitan a otro sorbo.
Un vino concebido para el largo plazo, pero ya accesible en este momento. Ideal para platos de fondo: estofados, caza, carne roja a la brasa, o, como muchos pudieron comprobar, mojama de atún.
Alenza Gran Reserva 2019
El tercer vino presentado fue el Alenza Gran Reserva 2019, procedente de Condado de Haza, y elaborado con Tempranillo 100% de la parcela Maricalva, a 800 metros de altitud. Este vino, cuyo nombre rinde homenaje a los fundadores Alejandro y Esperanza, es una declaración de principios: el legado se respeta, se guarda, y se comparte.
Alenza nace de suelos arcillosos con presencia de arena y grava, y tras una fermentación con raspón y una crianza de 27 meses en roble americano, se presenta como un vino de corte clásico, pero con una expresión viva y actual.
En nariz hay frutos negros, hierbas secas, tinta, mineralidad. En boca es directo, con tanino firme pero pulido, acidez marcada y un final que combina lo balsámico con lo terroso. Un vino que respira historia y profundidad, sin artificios.
El Mandarin Oriental Ritz: escenario a la altura del vino
La elección del Hotel Mandarin Oriental Ritz como espacio para esta presentación no fue casual. La elegancia del lugar, su historia y su impecable atención al detalle crearon un entorno perfecto para poner en valor los vinos. La terraza, con sus vistas y luz natural, se convirtió en el lugar ideal para esta cata.
Una familia, una filosofía
Lo que quedó claro en esta presentación es que la Familia Fernández Rivera sigue apostando por una forma de entender el vino que conjuga respeto por el pasado, pasión por el terroir y un profundo conocimiento de lo que significa hacer vinos con identidad.
Cada uno de los vinos presentados representa una pieza de ese puzle. No hay improvisación. Hay experiencia, precisión y sensibilidad.
En un mundo donde el vino muchas veces se trivializa o se rodea de modas pasajeras, experiencias como esta devuelven el foco al origen, al viñedo y a las personas detrás de la etiqueta. Y eso, cuando se hace bien, se nota.