La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Finca Río Negro, una bodega única situada a 1.000 metros de altitud, en plena Sierra Norte de Guadalajara. Una de las peculiaridades de su localización es que está asilada, en cuanto a bodegas se refiere, rodeada por un paisaje espectacular sin otros viñedos en 55 kilómetros a la redonda.
El clima aquí es extremo, con inviernos que alcanzan los -20 ºC, lo que llevó a muchos a tildar de locura este proyecto que nació en 1998. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la bodega ha logrado elaborar vinos excepcionales.
La altitud y al contraste térmico favorecen el proceso de maduración de las uvas, que en Finca Río Negro es lento y equilibrado, favoreciendo un desarrollo óptimo de la madurez fenólica y alcohólica. La piel de las uvas también es más gruesa, como ocurre en los lugares altos. Como apunte, la piel es la parte de la uva donde se encuentran los elementos, llegándose a analizar más de 1200.
Los suelos donde crecen las vides son antiguos y complejos, parte de la raña del Sistema Central, uno de los terrenos más viejos de Europa, lo que imprime una personalidad increíble a los vinos de la finca. Además, la cercanía de los viñedos a la bodega también permite una vendimia extremadamente eficiente, con las uvas procesadas en menos de una hora, preservando así su frescura y calidad.
Durante la visita, disfrutamos de una cata en la sala de barricas, donde probamos un vino elaborado con Fragoso, una rara variedad tinta. Para cerrar con un broche de oro, nos deleitaron con una exquisita comida maridada con sus vinos.
Catamos cuatro vinos acompañados de diferentes quesos, embutidos y foie:
Gewürztraminer
Este blanco está elaborado íntegramente con la variedad reina de Alsacia o el Rín, que se ha adaptado a la perfección a la ubicación, altitud, clima, suelo y subsuelo de Finca Rio Negro. Es un vino muy aromático con notas a rosas blancas, frutas tropicales, lichi, melocotón y manzana verde, con fondo especiado. En boca tiene volumen.
Un tinto que hace referencia a los 992 metros de altitud sobre el nivel del mar que alcanza la parcela con la que se elabora, da nombre y personalidad a este vino. Presenta aromas intensos a frutos rojos y violetas. Es un vino fresco y con cuerpo medio.
Finca Río Negro
El vino que da nombre a la bodega y que representa la esencia de ella. Es un perfecto equilibrio entre la potencia del Tempranillo, la intensidad aromática del Syrah, la longevidad del Cabernet Sauvignon y la elegancia del Merlot.
Es el vino top de la bodega, y el que más me impresionó. Es un tinto de guarda que seguirá mejorando en botella. En nariz encontramos aromas a fruta negra, notas balsámicas y especiadas.Es poderoso y muy persistente en boca, con taninos muy sedosos.
Para comer disfrutamos de 3 platos deliciosos y una tarta de manzana que estaba increíble. La explicación de cada vino y la simpatía de Víctor hicieron de esta comida una experiencia de diez.